martes, 29 de diciembre de 2009

Deseo. Querer cosas


Placer, fama, ganancias, alabanzas... lo queremos todos. Nuestra "sed de existencia" es insaciable. Sin embargo, esto no garantiza la felicidad. Mas tarde o mas temprano acabamos siendo víctimas de nuestros propios deseos. La búsqueda de los placeres mundales y la evitación del sufrimiento no dan una felicidad duradera. Pero, ¿puede el deseo acabar conduciéndonos a la felicidad verdadera?. El Buda nos enseñó que es posible. El deseo del despertar nos lleva a la satisfacción total y el fin del ansia.

Menudo lío ¿verdad?. Además, lector, quizás pienses que el deseo no tiene nada de malo, ya que es lo que nos impulsa a lograr los objetivos.

Y si, eso es cierto, todo lo existente surge del deselo. El deseo nos sitúa en el mundo e impulsa a conseguir aquello que lo adorna. Pero también es la raíz del sufrimiento. el apego no logra que los placeres perduren. lo que ansiamos a veces no lo podemos tener. incluso el deseo de evitar el dolor acaba siendo fútil, la que todas las vidas reciben dolor. Aún así, siempre nos lanzamos a lo que nos destruye, o a la que acaba con nuestra paz mental.

Por si no tienes claro por qué el deseo es destructivo, te diré que el deseo es como la sed. La sed no se puede calmar permanentemente. Guiarse por los deseos da lugar a comportamientos habituales. Quedamos atrapados en la búsqueda de lo que anhelamos y nos perdemos lo que de verdad importa, el despertar a la verdadera naturaleza de las cosas.

Ahora pensarás que el buscar el despertar, la iluminación, es un deseo en sí misma.

Es cierto, si. El deseo del Nirvana (el final del desear) es un deseo positivo. Nos hace más persistentes. Pero es un deseo que se ha de abandonar al final.

Pero ¿cómo puede poner fin el deseo al desear?

Hagamos una analogía. Queremos ir al parque. Para ello primero debemos tener el deseo de ir. Cuando llegamos, se abandona el deseo, ya que se ha llegado al parque. Lo mismo ocurre con el camino al Nibbana. Moviéndonos por el deseo de liberación, andamos por el sendero hasta alcanzar la Iluminación.

¿Por qué seguimos queriendo cosas si el deseo es un problema?

Mientras permanecemos en el samsara estamos en el reino del deseo. Pero lo que verdaderamente ansiamos es satisfacción. Sin embargo, con disciplina e introspección, acabaremos cayendo en el desencanto por la búsqueda de nuestros deseos. Con el desencanto llega la objetividad y el desapego, lo cual extingue el fuego del ansia.

Pero ¿qué provoca el desencanto?

Hagamos otra analogía. Unos niños construyen un castillo de arena. Mientras juegan, protegen los castillos. Cuando su interés desaparece, se van. E incluso destruirán el castillo. De forma similar, si reconstruyes mentalmente los objetos de deseo en laspartes que la componen, dejarán de interesarte.

Posiblemente pienses que se deba suprimir el deseo eliminando toda expreciencia sensorial. O, en otras palabras, negar el uerpo y controlar la mente.

Pero el sacrificio extremo no te acercará mas al despertar, al igual que no lo hará la autocomplaciencia. Buda tuvo una vida de total opulencia en su etapa como príncipe, y también vivió una etapa de abstinencia total en su época de asceta (en otra entrada haré una biografía de Buda). el Noble Sendero Óctuple marca el Camino Medio, la moderación; en pocas palabras, practicando la meditación, la disciplina moral y la sabiduría.

Ello no obliga a llevar una vida monástica, a no ser que eligas vivirla. Se puede andar el camino de la liberación en una existencia cotidiana. Se puede desarrollar una carrera, tenr familia y tratar los quehaceres diarios sin violar los preceptos budistas. Lo que hay que hacer es impedir que las ambiciones mundanas no se interpongan en el camino de los objetivos espirituales.


Viendo todo esto, es posible que pienses que el deseo, al fin y al cabo, no es tan impura.

Cierto, aunque hay que añadir que liberarse del deseo no consiste en renunciar a las cosas, sino en apreciar las cosas que tenemos sin sentir apego. Saber que los objetos de deseo desaparecerán en algun instante hace que su disfrute acabe siendo más dulce.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Meditación Anapanasati II

Saludos.

Como prometí, aquí está el segundo post sobre meditación, concretamente la meditación Anapanasati.

En el anterior artículo expresé el objetivo de la Anapanasati (y, por general, cualquier meditación). En éste mismo explicaré cuales son las posturas y el método.


Comencemos con la postura:

a) Sentado con las piernas cruzadas en posición del loto o del medio loto. El problema de ambas posturas es que requiere de una elasticidad que no todo el mundo tiene desarrollada. Si no pudiera ser, piernas cruzadas en posición del sastre.

b) La espalda recta. Podría parecer incómodo, sobre todo si no se está acostumbrado a tener la espalda recta. Esta posición permite además mejorar la postura y evitar los problemas de columna.

c) Generalmente las manos se unen, poniendo una mano encima de la otra y con los pulgares tocándose.

En regla general, éstas son las posturas.

Ahora pasemos en cómo realizar Anapanasati. Como su traducción en Pali dice, es la meditación basada en la respiración. Se aconseja una respiración abdominal, ya que es la que nos permite inhalar y exhalar mejor.

a) Centrándonos en la respiración; inhalamos, exhalamos y contamos 1, inhalamos, exhalamos y contamos 2... hasta contar a 10

b) Siguiendo concentrados en la respiración; contamos 1 e inhalalamos y exhalamos, contamos 2 e inhalamos y exhalamos... hasta contar a 10

c)Aun concentrados en la respiración, inhalamos y contamos sin contar, pero procurando que inhalemos y exhalemos hasta 10 veces (si estás suficientemente concentrado sabrás cuando lo hayas hecho 10 veces)

d) Y, para finalizar, centramos la atención en la punta de la nariz, justo por donde entra y sale el aire, sintiendo como entra el aire entra por la nariz y sale también por la nariz.


Con ésto se acaba la explicación básica sobre la meditación Anapanasati.