martes, 29 de diciembre de 2009

Deseo. Querer cosas


Placer, fama, ganancias, alabanzas... lo queremos todos. Nuestra "sed de existencia" es insaciable. Sin embargo, esto no garantiza la felicidad. Mas tarde o mas temprano acabamos siendo víctimas de nuestros propios deseos. La búsqueda de los placeres mundales y la evitación del sufrimiento no dan una felicidad duradera. Pero, ¿puede el deseo acabar conduciéndonos a la felicidad verdadera?. El Buda nos enseñó que es posible. El deseo del despertar nos lleva a la satisfacción total y el fin del ansia.

Menudo lío ¿verdad?. Además, lector, quizás pienses que el deseo no tiene nada de malo, ya que es lo que nos impulsa a lograr los objetivos.

Y si, eso es cierto, todo lo existente surge del deselo. El deseo nos sitúa en el mundo e impulsa a conseguir aquello que lo adorna. Pero también es la raíz del sufrimiento. el apego no logra que los placeres perduren. lo que ansiamos a veces no lo podemos tener. incluso el deseo de evitar el dolor acaba siendo fútil, la que todas las vidas reciben dolor. Aún así, siempre nos lanzamos a lo que nos destruye, o a la que acaba con nuestra paz mental.

Por si no tienes claro por qué el deseo es destructivo, te diré que el deseo es como la sed. La sed no se puede calmar permanentemente. Guiarse por los deseos da lugar a comportamientos habituales. Quedamos atrapados en la búsqueda de lo que anhelamos y nos perdemos lo que de verdad importa, el despertar a la verdadera naturaleza de las cosas.

Ahora pensarás que el buscar el despertar, la iluminación, es un deseo en sí misma.

Es cierto, si. El deseo del Nirvana (el final del desear) es un deseo positivo. Nos hace más persistentes. Pero es un deseo que se ha de abandonar al final.

Pero ¿cómo puede poner fin el deseo al desear?

Hagamos una analogía. Queremos ir al parque. Para ello primero debemos tener el deseo de ir. Cuando llegamos, se abandona el deseo, ya que se ha llegado al parque. Lo mismo ocurre con el camino al Nibbana. Moviéndonos por el deseo de liberación, andamos por el sendero hasta alcanzar la Iluminación.

¿Por qué seguimos queriendo cosas si el deseo es un problema?

Mientras permanecemos en el samsara estamos en el reino del deseo. Pero lo que verdaderamente ansiamos es satisfacción. Sin embargo, con disciplina e introspección, acabaremos cayendo en el desencanto por la búsqueda de nuestros deseos. Con el desencanto llega la objetividad y el desapego, lo cual extingue el fuego del ansia.

Pero ¿qué provoca el desencanto?

Hagamos otra analogía. Unos niños construyen un castillo de arena. Mientras juegan, protegen los castillos. Cuando su interés desaparece, se van. E incluso destruirán el castillo. De forma similar, si reconstruyes mentalmente los objetos de deseo en laspartes que la componen, dejarán de interesarte.

Posiblemente pienses que se deba suprimir el deseo eliminando toda expreciencia sensorial. O, en otras palabras, negar el uerpo y controlar la mente.

Pero el sacrificio extremo no te acercará mas al despertar, al igual que no lo hará la autocomplaciencia. Buda tuvo una vida de total opulencia en su etapa como príncipe, y también vivió una etapa de abstinencia total en su época de asceta (en otra entrada haré una biografía de Buda). el Noble Sendero Óctuple marca el Camino Medio, la moderación; en pocas palabras, practicando la meditación, la disciplina moral y la sabiduría.

Ello no obliga a llevar una vida monástica, a no ser que eligas vivirla. Se puede andar el camino de la liberación en una existencia cotidiana. Se puede desarrollar una carrera, tenr familia y tratar los quehaceres diarios sin violar los preceptos budistas. Lo que hay que hacer es impedir que las ambiciones mundanas no se interpongan en el camino de los objetivos espirituales.


Viendo todo esto, es posible que pienses que el deseo, al fin y al cabo, no es tan impura.

Cierto, aunque hay que añadir que liberarse del deseo no consiste en renunciar a las cosas, sino en apreciar las cosas que tenemos sin sentir apego. Saber que los objetos de deseo desaparecerán en algun instante hace que su disfrute acabe siendo más dulce.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Meditación Anapanasati II

Saludos.

Como prometí, aquí está el segundo post sobre meditación, concretamente la meditación Anapanasati.

En el anterior artículo expresé el objetivo de la Anapanasati (y, por general, cualquier meditación). En éste mismo explicaré cuales son las posturas y el método.


Comencemos con la postura:

a) Sentado con las piernas cruzadas en posición del loto o del medio loto. El problema de ambas posturas es que requiere de una elasticidad que no todo el mundo tiene desarrollada. Si no pudiera ser, piernas cruzadas en posición del sastre.

b) La espalda recta. Podría parecer incómodo, sobre todo si no se está acostumbrado a tener la espalda recta. Esta posición permite además mejorar la postura y evitar los problemas de columna.

c) Generalmente las manos se unen, poniendo una mano encima de la otra y con los pulgares tocándose.

En regla general, éstas son las posturas.

Ahora pasemos en cómo realizar Anapanasati. Como su traducción en Pali dice, es la meditación basada en la respiración. Se aconseja una respiración abdominal, ya que es la que nos permite inhalar y exhalar mejor.

a) Centrándonos en la respiración; inhalamos, exhalamos y contamos 1, inhalamos, exhalamos y contamos 2... hasta contar a 10

b) Siguiendo concentrados en la respiración; contamos 1 e inhalalamos y exhalamos, contamos 2 e inhalamos y exhalamos... hasta contar a 10

c)Aun concentrados en la respiración, inhalamos y contamos sin contar, pero procurando que inhalemos y exhalemos hasta 10 veces (si estás suficientemente concentrado sabrás cuando lo hayas hecho 10 veces)

d) Y, para finalizar, centramos la atención en la punta de la nariz, justo por donde entra y sale el aire, sintiendo como entra el aire entra por la nariz y sale también por la nariz.


Con ésto se acaba la explicación básica sobre la meditación Anapanasati.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Meditación Anapanasati I




Mis disculpas por llevarme tanto tiempo sin escribir.
Como no tengo excusa, no pondré ninguna; tan solo espero mostrar mis disculpas.

Ya que expuse anteriormente las bases de la filosofía budista, voy a entrar en explicar, aunque sea brevemente, la meditación. Concretamente la meditación Anapanasati.


En primer lugar, ¿qué es la meditación?. La meditación es sencillamente la contemplación. Generalmente el objetivo es ver la verdadera naturaleza de las cosas, pudiendo así alcanzar la Iluminación y liberarnos del Samsara.

Hay distintos métodos de meditación, cada uno con su método . Por poner un ejemplo, la meditación Zazen, de la escuela Soto del Zen, hace hincapié en simplemente sentarse y dejar pasar los pensamientos sin aferrarse en ellos.

Anapanasati, la que voy a explicar, se basa en concentrar la atención en la respiración. Dicha concentración se basa en 4 niveles:

1. El cuerpo: En este nivel estudiamos todo el cuerpo a través de la respiración, ya que la respiración es muy importante.

2. Las sensaciones: Hay un dicho que dice que si eres capaz de dominar las sensaciones, eres capaz de dominarlo todo, ya que todo se basa en las sensaciones. Para ello hay que comprender las sensaciones, conocer lo que provocan en la mente y controlar lo que provocan en la mente, culminando de esa forma en controlarlas.

3. La mente: Básicamente hay que observar los pensamientos, sean puros o impuros, entender la mente a través de los pensamientos.

4. Realizar el Dhamma: Es posiblemente lo mas difícil, ya que se trata de estudiar estos 4 perceptos:

a)Anicca: Los fenómenos condicionados son impermanetes, nada dura para siempre.

b)Dukkha: Los fenómenos condicionados nos causan el sufrimiento debido al apego.

c)Anatta: Todo está vacío del "yo", del "alma".

d)Suññata: No hay nada que pueda considerarse como "mío", ya que eso provoca "ego", y en consecuencia, el "yo".

Todo esto converge en la Verdad última.


Debido a la hora que es y a que mañana he de madrugar, he de dejar el post en éste punto. Pero prometo que continuaré en otro post.

Namasté

domingo, 11 de octubre de 2009

Karma. Ésto también pasará

Karma. Concepto que actualmente está creciendo en Occidente. Pero, ¿qué es el karma?. Es la ley de causalidad que afirma que cosechamos lo que sembramos. Por regla general, las acciones positivas dan como resultado la felicidad, ylas negativas traen el sufrimiento.

Mucha gente cree que un sinvergüenza lo es para siempre, pero el Buda no lo creía así. Para él somos el producto de nuestro pasado (incluyendo vidas pasadas), pero el futuro está por predeterminar. Es nuestra decisión y responsabilidad guiar nuestra vida.



Normalmente se puede creer que el karma es una especie de justicia cósmica que premia y castiga. Pero la idea de justicia cósmica implica el uso de una fuera externa que se inmiscuye en el comportamiento humano, lo cual no está en la visión de Buda.

Karma (o Kamma en pali) significa acción. Simplemente es la ley natural de causa y efecto relacionado con las cuestiones éticas. Nuestro comportamiento produce resultados que van en función de la intención que provoca nuestro comportamiento. Las acciones positivas llevan a la felicidad, las negativas al sufrimiento.

¿Cómo funciona el karma?. Nuestros pensamientos, palabras y hechos plantan "semillas" kármicas, como "restos de energía". Al ser adecuadas las condiciones, esas semillas "maduran". Según la motivacion y la fuerza de la acción (junto a otros factores), los frutos kármicos aparecen de inmediato o pueden aparecer en un periodo más largo, incluyendo en vidas futuras. Muchas son las condiciones que influyen en el karma, lo que lo hace uno de los "cuatro inconjeturables": sería infructuoso especular sobre cómo y cuando se va a desarrollar. Es por ello por lo que la actitud mas sabia seria recordarnos continuamente que nuestro comportamiento tiene sus consecuencias.

Si por ejemplo diriges palabras hirientes a alguien, no sólo sufriría esa persona, sino tu mismo en cierta medida. El grado del sufrimiento depende de muchos factores. Volviendo al ejemplo de las palabras hirientes, si arrastras un karma pasado relacionado con palabras dañinas podría tener repercusiones serias. Si al contrario eres una persona amable y por general poco dado a las palabras duras, un arrepentimiento sincero y unas disculpas podrían eliminar el karma, o al menos reducirlo.

Una pregunta común es: ¿cabe la posibilidad de que el temperamento sea el resultado del karma de una vida pasada que se soluciona actualmente?. Podría ser, pero como ya se ha dicho anteriormente, no se puede saber con total seguridad cómo y cuando se va a desarrollar.

Ahora, es posible que surga la cuestión de que si ésta vida es un "guión kármico" resultado de una vida anterior, ¿se puede mejorar?

La respuesta adecuada sería que la visión fatalista del karma es ilógica, porque no tiene en cuenta el cambio, la transitoriedad. Nacemos debido a karma creado en vidas pasadas, pero las decisiones de hoy diseñan el mañana. Es posible mitigar el karma anterior y generar karma positivo de cara al futuro. Lo cual podría interpretarse como libre albedrío con respecto al karma.

Pero hay que tener en cuenta que el karma lo genera las acciones volitivas. Las fuerzas naturales no generan karma; ni tampoco funciones corporales como dormir o respirar, e incluso el comportamiento del que se ignora que podría provocar daños. Por ejemplo, acabar con una vida traería mal karma, pero no sería así si pisase una hormiga sin querer. El karma nos invita a responsabilizarnos de nuestros comportamientos. Buda dijo en una ocasión "Soy el propietario de mis acciones, heredero de mis acciones, nacido de mis acciones. Soy heredero de todo lo que hago" (Sacado de el sutta AN 5:57, puede verse en Access to Insight).

¿Cómo podemos vivir teniendo en cuenta el karma?.
Hay que prestar atención a nuestros pensamientos, las palabras y acciones, pero sobre todo a las intenciones. Considerar si nuestras acciones pueden dañar. El karma se genera en un primer plano en la mente. El mal karma suele surgir de la avaricia, la ira, la ignorancia, la envidia y el orgullo. En cambio, las acciones ancidas de la generosidad y compasión por ejemplo producen karma positivo.

Pero ¿y si las intenciones son buenas pero los resultado perjudiciales?.

Sigue habiendo karma, pero no es tan severo como lo serñia si las intenciones fueran malas. Esto nos enseña a estar atentos en todo momento y tomar las decisiones mas acertadas.

Una duda muy común es si el karma explicaría las diferencias entre personas. Sobre todo se pregunta si dos personas tienen las mismas oportunidades, ¿por qué una tiene éxito y la otra no?

La persona de éxito podría estar cosechando las recompensas de acciones pasadas generosas. Las personas que no tuvieran éxito podrían haber generado mal karma anteriormente.

Podría pensarse que es una forma de culpar a la víctima. Pero hay que tener en cuenta que en la aparición del karma intervienen tantos factores que es difícil d extraer conclusiones definitivas. En vez de intentar determinar si las circunstancias actuales son consecuencia del karma anterior, lo mejor es concentrarse en crear una vida mejor de aquí en adelante.

lunes, 31 de agosto de 2009

Reencarnación

El viaje eterno. Pero antes una disculpa por no haber estado escribiendo demasiado. Con el verano llegaron los ratitos de vacaciones, los trabajos, los ratos en la piscina.

Estábamos aquí antes, como estamos ahora aquí. Y posiblemente estaremos aquí de nuevo. Por "aquí" me refiero a la vida. Bajarse del autobús de la reencarnación requiere ante todo determinación y algo de karma (o kamma, de lo cual hablaremos en otro artículo). El Buda descifró la forma en la que podemos romper las cadenas del ciclo de vida y renacimiento. Es más, nos mostró el camino a realizar. Básicamente hay que tener en cuenta que el presente surge del pasado, incluyendo las vidas pasadas. El futuro nacerá del presente. Para adquirir una reencarnación favorable hay que ser consciente de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Y también el estado de ánimo en el momento de la muerte.


Pero, ¿cómo funciona la reencarnación?

El universo está formado por sistemas en los que hay varios planos de existencia en los que dioses, humanos, animales y otros seres renacen en su recorrido por el samsara. Se puede estar en el mundo sin forma, en el cual se está como conciencia en estados de felicidad. También está la forma de la forma pura en la que existen los "devas", como los "santos" o dioses. Y luego para terminar está el mundo de los sentidos, en los que nos incluimos los humanos, los animales, las plantas y lo que podrían considerarse como los infiernos. Un ser "renace" en un plano u otro según su karma. Es decir, sus acciones volitivas en vidas pasadas es lo que genera que viva en un un plano u otro. Cuando más noble es el comportamiento, más afortunado será el renacimiento; y cuanto más innoble, menos afortunado será. Por ejemplo, una persona poseída por la avaricia puede renacer en un plano infernal como un "fantasma hambriento" (básicmente como un ser con un estómago muy grande y una boca muy pequeña).


¿Pasamos por la reencarnación? Todos, salvo si eres un Buda o un Arahant o Arahat (ser igualmente iluminado que un Buda, solo que sigue el camino marcado por éste). Con el nirvana en la vida llega el parinirvana.

Posiblemente te preguntas que adónde va una persona que alcanza ese estado. Desaparece, aunque según la tradición Mahayana algunos seres que han alcanzado el Nirvana se retiene del Parinirvana para ayudar a otros seres a liberarse.

Todos los seres que estén atrapados en el samsara renacen. Pero naciendo humano se tiene más facilidad para alcanzar el Despertar. Y si sigues la tradición Mahayana, siempre puedes seguir el camino del Bodhisattva y reservar tu Iluminación final para ayudar a otros.

Como en el artículo anterior hemos hablado de la ausencia de alma, posiblemente te preguntes "¿Qué es lo que renace?".

Contrariamente a las religiones occidentales (Cristianismo o Islam), o incluso a los dictados de los Vedas y Upanishads (textos hinduistas) , no hay un elemento inerte que renazca. Nadie posee un alma eterna o un yo independiente que arrastra una maleta con el karma creado viajando de un cuerpo a otro o de una vida a otra. Lo que hace que renazcamos es la continuidad de la conciencia a un nivel muy sutil. Cada vez que generas karma nuevo, se deja una "huella" en la corriente mental. La conciencia lleva estas "huellas" o "semillas" kármicas a la siguiente encarnacion, que generan si las condiciones son las adecuadas. Una vez que se agota el carma, desaparece del flujo mental.

Aun así puede que te sigas preguntando como puede reaparecer el karma sin una entidad asociada a él. Déjame que te aclare.

Desde la perspectiva de la conciencia, la muerte y el renacer son contínuos, como un río. El karma es como una onda que se eleva, desaparece y reaparece corriente abajo. Cada onda adopta una forma distinta, aunque son todas del mismo agua.


Sobre como determina el karma en qué reino renacemos; sencillamente el carma se dirige al reino con el que mas se identifica, el lugar donde mas posiblemente florezca. De ahí la importancia de purificar la mente en esta vida y de generar buen karma.


Y, terminando ya, para tener una reencarnación favorable hay que procurar eliminar la avaricia, la aversion, etc. En definitiva, angustias mentales que nos atan al samsara. En resumen, dedicando nuestras vidas al despertar

martes, 21 de julio de 2009

El No-Yo





















¿Yo? No existe tal cosa como el "yo". Antes de que te partas la cabeza pensando "¿Cómo va a ser eso?", dejame puntualizar antes.

La visión común, sobre todo en Occidente, es que toda persona es en esencia una personalidad que conduce una embarcación en la vida. La embarcación es el conjunto de carne, huesos músculos, cerebro etc; y el yo es el "ente" que dirige el barco. Pero el Buddha tenia una visión distinta. Aunque la visión sea anárquica, cuando se comprende da la posibilidad de una liberación muy profunda.


Ahora explicaré que es dejar la noción del "yo". Anteriormente hemos hablado de la transitoriedad y del sufrimiento como dos características que marcan la existencia. El tercer elemento que define la vida es el no-yo o anatta en pali. Todos los fenómenos, tanto animados como inanimados, carecen de un "yo" o de un alma inherente. Muchas religiones creen en un alma individual, eterna, que habita un cuerpo. El no-yo, sin embargo, significa que no existe un núcleo imperdurable e individualizador al que podamos señalar diciendo "Aquí estoy". En definitiva, no hay un alma.

Posiblemente lector, la experiencia te dice que hay alguien real que escribe éstas líneas, como que hay alguien que lo esta leyendo. Y te preguntarás que si eso no es un "yo", ¿qué es?.

El significado del no-yo no es que no haya nada que exista, ni tampoco significa que lo que perciben los sentidos no es real (no señores, no estamos en Matrix, aunque el complejo de Matrix puede parecer algo similar). Se reúnen ciertas condiciones y el resultado son los fenómenos que experimentamos. Los fenómenos existen, pero no al margen de las condiciones que lo provocan.

Menuda comida de coco, posiblemente ahora te estés preguntando qué es una persona. Para el Budismo, una persona no es una entidad fija e independiente (alma), sino una colección de componentes físicos y emntales (skandhas, que en pali significa conjunto o montón). Existen cinco elementos que conforman un ser humano. Está la forma material, el cuerpo físico: ojos, orejas, nariz, lengua, mente. De la forma surge el sentimiento, que son sensaciones que se caracterizan por ser agradables, desagradables o neutras. Después estña la percepción, que elige elementos distintos de la experiencia y da lugar a las formaciones mentales (emociones, intención). Éste es el oriden del karma, desarrollamos apego a determinados hábitos mentales y nos identificamos con ellos. La actividad mental y física da paso a la conciencia, que da la experiencia de continuidad y un yo coherente.

Básicamente el yo no es mas que un puñado de sensaciones mentales y físicas que se agrupan en determinadas condiciones. Pero posiblemente ahora te preguntas que si no hay un núcleo, un yo ¿quién dirige el cuerpo, el barco mediante el cual navegamos en la vida?.

Lo que lo dirige es el proceso de navegación en si mismo, la aparición desaparición y reaparición de los fenómenos. Volviendo a los términos marineros, no hay un timonel que navegue el barco porque el barco navega con la marea. La realidad como la conocemos (existencia condicionada, o samsara) se crea a sí misma en cada momento a través de una cadena de casualidad conocida como originación dependiente. Se suele representar como una rueda para indicar el ciclo de los factores conectados entre sí: ignorancia, karma, conciencia, fenómenos mentales y físicos, sentidos, contacto con los objetos, sentimiento, ansia, apego, llegar a ser, renacer, vejez y muerte. Todos estos elementos surgen a cada momento y producen lo que tenemos, incluyendo la personalidad o el ego.

Ahora, lector, posiblemente te dirás que la visión budista es que no existe el yo. La respuesta no es si existe o no el yo, sino el apego a la noción del yo perdurable, que es lo que provoca el sufrimiento. En Occidente nos identificamos con la idea de "mi" yo y todas las sensaciones, hábitos y deseos que forman parte de la identidad. Pero algo transitorio no puede dar una satisfacción duradera.


Y te preguntarás: ¿cómo dejo atrás el apego al yo?

Con la conciencia. Reflexionando sobre todas las maneras que tiene la mente de sostener la noción del yo. Examinemos todos los "quiero " y "necesito", los gustos y antipatías, los pensamientos y emociones que alimentan nuestro concepto de "yo mismo". Siendo consciente de la experiencia a medida que surge. Observando sin aferrarnos a ella y sin etiquetarla como "mía". A medida que se pierda el hábito de hablar de uno mismo, la conciencia se expandirá.

viernes, 15 de mayo de 2009

La Transitoriedad

En primer lugar, disculpar mi ausencia durante tanto tiempo. Estudios, estudios, estudios... Pero vamos al tajo.

La transitoriedad, el cambio, el principio y el final... muchas formas de explicar la transitoriedad, muchas formas de definirla, pero un mensaje claro.




La vida va fluyendo de forma continua, como una corriente de fenómenos que aparecen y desaparecen. Junto al sufrimiento (dhukkha) y el no-yo (anatta), la transitoriedad o anicca es una te las tres claves del surgimiento condicionado que Buda reveló en su Nibbana. Señaló que el dolor y la decepcion lo experimentamos si nos aferramos a aquello que no puede perdurar, a aquello que inevitablemente tiene un final. Nada escapa al tiempo, tan solo el Nibbana. Pero la transitoriedad no es mala, ya que con el cambio hay vida, crecimiento, oportunidades para lograr el despertar espiritual.

La transitoriedad guarda relación estrecha con el no-yo y con el sufrimiento. Nos dice que las personas, los seres y los objetos somos inconstantes y transitorios, que nuestros pensamientos y sufrimientos son tan efímeros como la espuma de la ola. Aunque el cambio es algo real y natural, nos negamos a ella porque el cambio suele traer dolor por la pérdida; siendo la muerte el cambio más difícil al que nos enfrentamos.

Obviamente, querido lector, pensarás que ya se sabe que la muerte es inevitable. Pero conocer la verdad es una cosa, aceptarla es otra. Un claro ejemplo es la historia de Kisa Gotami:

Su hijo murió, y no pudo aceptar su muerte. Fue buscando ayuda, hasta que un hombre piadoso le envió a Buda, diciendo que él tenía la medicina que necesitaba. El Iluminado le sugirió que fuera casa por casa pidiendo semillas de mostaza en aquellos hogares en los que no hubiera muerto nadie. El resultado fue que no encontró nadie que conociese a alguien que no hubiese muerto. Con esto, por fin pudo aceptar la muerte de su hijo, y que la verdadera inmortalidad consiste en liberarse del apego a la vida.

Pero liberarse del apego no consiste en perder el interés por las cosas, sino en aceptar que el dolor de la experiencia surge de negar la transitoriedad, atrapándonos en las vicisitudes de la vida o preocupaciones mundanas. Aceptando la transitoriedad de la vida no nos aferramos a ella, librándonos del apego y gozando de libertad para ocuparnos de ello de forma relajada.

Bajo este punto de vista la vida puede parecer fútil, pero los cambios no son negativos siempre, ya que es la esencia de la vida y resulta vital para el crecimiento interior. La vida sería fútil si no hubiera cambios, ya que no se corregirian los errores. Del mismo modo que lo que nos gusta acaba, lo mismo ocurre con lo que no nos gusta.

La pregunta es: ¿puede alguien interesarse por algo sin desarrollar algún tipo de apego?
La respuesta consiste en que cuando se comprende que nada dura para siempre, se ñpuede profundizar en la apreciación de las cosas tal como son actualmente sin depositar esperanzas en lo que podría ser mañana.

Para entender esto, supongamos que tenemos una silla que ha pertenecido a nuestra familia durante generaciones, y queremos dejarlo a nuestros herederos, por lo que no pensaríamos en disfrutarlo ahora y si se rompe no pasa nada. Ante esto deberíamos preguntarnos qué es lo que hace especial a la silla (¿las patas, los reposabrazos?). Casi seguro que pensaríamos que lo que hace a la silla especial es el hecho de que es un tesoro familiar.

Pero ¿qué es lo que hace a la silla un tesoro familiar?. Lo cierto es que lo de "tesoro familiar" es solo un concepto o una idea. Nos apegamos a la idea y a la obligación familiar; porque la silla no es mas que un objeto para sentarse. Y si nos fijamos bien, de la misma manera que la silla puede desaparecer, nuestra opinión de ella también cambia.

Ahora supongamos que la silla arde en un incendio, ¿seguiríamos sintiendo lo mismo por ella?. Lo mas probable es que no, porque consideraríamos que no es ya una silla. Aunque pensándolo bien ¿no serían las cenizas la misma silla pero con otra forma? ¿Ves, querido lector, la facilidad con la que te puedes desprender de la silla cuando ya no se ajusta al concepto de "tesoro familiar"?

La transitoriedad nos enseña que a lo que nos aferramos a una idea, y lo absurdo que es hacerlo

lunes, 9 de febrero de 2009

El Noble Sendero Óctuple





Muy buenas tardes.

Si ya sé, hace tiempo que no escribo, y sé que prometí que en breve pondría lo que iba a poner ahora: el Noble Sendero Óctuple.

Es un camino de desarrollo espiritual que, como su nombre indica, consiste en ocho pasos. Éstos se dividen en 3 grupos: moralidad, meditación y sabiduría.

La sabiduría se establece en la Visión Recta y la Intencion Recta, en lo que "Recta" significa "perfecta" o "apropiada".

La Visión Recta está constituida por por el conocimiento en profundidad de las Cuatro Nobles Verdades y el funcionamiendo del Karma.

La Inteción Recta (o Pensamiento Recto) prepara la mente para la liberación. Esto se consigue desarrollando las cualidades positivas como la ausencia de deseo, la buena voluntad etc.

La moralidad se fundamenta en el Habla Recta, la Acción Recta, y el Medio de Vida Recto. Se basa en el comportamiento virtuoso para purificar la mente y el corazón, imprescindible para alcanzar la Iluminación. Este comportamiento va desde hablar de las habladurías (si, me refiero al marujeo, ¡¡¡COTORRA!!!) hasta el asesinato, el robo.

La meditación es la última parte del Noble Sendero Óctuple. El objetivo de la meditación es la disciplina mental, permitiendo así el conocimiento de la realidad. Se resume en el Esfuerzo Recto y la Concentracion Recta.

El Esfuerzo Recto adopta la voluntad y la energía que lleva a cabo el esfuerzo para la transformación.

La Concentración Recta es la concentración desarrollada en la atención que, unido a la absorción meditativa, culmina en el Despertar.