domingo, 28 de febrero de 2010

Conciencia plena, atención plena

Las enseñanzas del Buda se centran en la mente, ya que una mente bien formada está tranquila, no se deja llevar por los deseos, preocupaciones o engaños. La atención enriquecen las experiencias y hace que sean satisfactorias. Con la conciencia plena, estamos viviendo en el aquí y ahora, no en el pasado o futuro. La meditación define el centro de atención, y permite mantener la vista en el objetivo del Budismo: la liberación.

La conciencia plena se puede definir como la observación de la mente y el cuerpo en el momento presente, sin intentar cambiarla.

Por naturaleza, la mente tiende a dispersarse, a crear ideas y opiniones, realizar juicios... pasando de una cosa a otra. La mente no es estable, ya que suele deambular por la fantasía dejando atrás la realidad. La conciencia plena asienta y concentra la mente y elimina la fantasía para así obtener una experiencia directa de la realidad.

Posiblemente creas que a fantasía no es mala ya que de ahí proceden las ideas creativas. Pero lo cierto es que no se trata del arte, sino de ideas y percepciones que llevan a conclusiones erróneas, y por ende, al sufrimiento. Una fantasía muy habitual es, como se ha dicho en otros artículos, creer que todas las cosas y seres tienen una especie de existencia independiente y eterna. La conciencia plena revela la verdad de la transitoriedad e interdependencia de los fenómenos.

¿Cómo se desarrolla la conciencia plena? La meditación es el método más poderoso para formar la mente. De hecho meditación en pali (bhavana) se traduce como "desarrollo o cultivo de la mente". Shamata (calma mental en pali), es una práctica de concentración que trae tranquilidad. Al mantener la atención en un elemento como la respiración, se desarrolla la concentración. Una mente relajada y centrada permite la práctica de vipassana o meditación concentrada. Gracias a la concentración, podemos ver las cosas como realmente son.

La meditación forma la mente para calmarse y observar. Al comprender que los estados de ánimo, las sensaciones y los pensamientos no duran eternamente, nuestras reacciones se calman. Una mente equilibrada tiene opciones; sobre todo, la conciencia plena nos mantiene en el momento presente.

Posiblemente pienses que hay momentos, sobre todo en los que hacemos algo aburrido o rutinario, es bueno dejar que la mente vuele; por ejemplo, pensar en un problema a resolver o idear un proyecto creativo.

Lo cierto es que perseguir constantemente fantasmas mentales para evitar el aburrimiento impide que aprendamos a enfrentarnos a la realidad o a los estados mentales desagradables.

Cuando se vive el momento con plena conciencia pueden ocurrir muchas cosas positivas. Entre ellos, se terminará la tarea con mayor rapidez y mejor resultado. Además, se verá con claridad las respuestas habituales a las situaciones, lo que brinda la oportunidad de cambiar las actitudes o el comportamiento si éstos no son correctos.


En este momento puede que creas que la conciencia plena inhibe la espontaneidad. Pero la realidad es que cuanto más presente se esté en la experiencia, más fácil resultará reaccionar con espontaneidad.

Visto así, la conciencia plena tiene muchas ventajas. La memoria y la intuición mejoran. Se gana en perspicacia. El cuerpo está relajado y la mente equilibrada. En definitiva, la conciencia plena es el camino directo al Nibbana