domingo, 9 de mayo de 2010

La compasión


Buda, al igual que Jesucristo, irradiaba amabilidad, amor y compasión. Enseñó que una mente con buena voluntad, amor e interés por los demás es liberador. La bondad, la solidaridad, la empatía y la ecuanimidad (los brahma-vihara o moradas divinas o sublimes) no solo marcan una vida en armonía, sino también el hogar de un corazón despierto. En definitiva, que la entrega contrarresta la ira, la crueldad, el egoísmo y la indiferencia, aportando así conciencia y paz interior.

Aunque actualmente hay mala voluntad e incluso odio. ¿Qué enseñaba Buda con respecto a eso?.

Decía que buscar la felicidad hiriendo es de necios, ya que según dicho por él el odio no destruye el odio, solo el amor lo logra. El odio surge al verse separado de los demás. Cuando se entiende que estamos interrelacionados, teniendo una naturaleza en común, surgen los sentimientos positivos.

Pero ¿cómo se equilibra la preocupación por los demás con la necesidad de cuidar de uno mismo?

Lo cierto es que ambos van de la mano. Si te preocupas por ti mismo, no dañarás porque sabrás como se sentirán al ser dañados. La armonía surge de cultivar los cuatro brahma-vihara: la bondad (metta), la compasión (karuna), la empatía (mudita), y la ecuanimidad (upekka).

La bondad es un amor fraternal, la preocupación por el bienestar de los demás. La compasión es el "temblor" por el sufrimiento, pero sin caer en una lástima exagerada. La empatía es el regocijo por la felicidad de los demás, lo cual es difícil debido al ámbito de competitividad que hay actualmente. Y uniéndose estos estados surge la ecuanimidad, permanecer equilibrado ante las personas difíciles y vicisitudes de la vida.

Hay formas de hacer surgir las cuatro moradas. Básicamente se trata de cultivar la bondad. Se cultiva "enviando" buena voluntad a todos los seres en una meditación.

La compasión se puede cultivar deseando que la persona que sufre se libere de su dolor.

La empatía se puede cultivar meditando sobre la felicidad y el éxito de una persona.

Y para cultivar la ecuanimidad hay que reflexionar sobre que todos los seres son propietarios de su karma y que su felicidad o su infelicidad depende de sus acciones. Cuando seas capaz de aceptar que todos los seres, desde los que amas hasta los que te dañan han de ser felices, habrás alcanzado la ecuanimidad.

Pero ¿cómo ayudan las brahma viharas a tratar la ira hacia una persona?

Lo más fácil sería ignorar a dicha persona. Pero lo mejor será cultivar dichos estados. Hay que aceptar que la persona que nos hace daño es un ser sufriente, por lo que merece nuestra compasión; su karma ya cuidará de él.

Pero si la persona es abusiva o desconsiderada podría ser difícil pensar eso.

Habría que mirarlo desde otro punto de vista. Normalmente si ves a una persona muy enferma de compadeces y llamas a un médico. Pues observa a la persona que te daña como alguien que necesita la misma ayuda que el enfermo, ya que acumula karma negativo.

2 comentarios:

  1. Ánimo Antonio, han sido varios los motivos que me han llevado a buscar información sobre el budismo, ando buscando y leyendo libros, y a mis 23 tacos es un mundo nuevo y a veces me veo super perdido... pero tu blog va derechito a "favoritos" jaja intentaré leermelo, tiene buena pinta, gracias!!

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  2. Anda no sabia que tenias de esto!

    Te agrego a mis links =)

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